Los centros de datos, el último gran negocio del sector tecnológico que amenaza la sostenibilidad energética

La demanda de los centros de datos, infraestructuras que almacenan buena parte del mundo digital, no deja de crecer en la Unión Europea. Mientras el negocio alcanza cifras récord, también lo hace la preocupación por sus problemas de sostenibilidad energética y su opacidad.

Published On: abril 21st, 2022
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© kwarkot /Shutterstock

Los centros de datos, el último gran negocio del sector tecnológico que amenaza la sostenibilidad energética

La demanda de los centros de datos, infraestructuras que almacenan buena parte del mundo digital, no deja de crecer en la Unión Europea. Mientras el negocio alcanza cifras récord, también lo hace la preocupación por sus problemas de sostenibilidad energética y su opacidad.

 

A cinco kilómetros de la pequeña ciudad de Covilhã, en el centro de Portugal, un gigantesco cubículo oscuro quiebra el paisaje rural. La estructura, rodeada por un lago artificial que arropa sus 75.000 metros cuadrados, es el centro de datos más grande del país  y uno de los más importantes de Europa. Atestados de hardware de alto tonelaje y con un consumo energético global que ya supera al de países  como Indonesia o Sudáfrica, los centros de datos albergan gran parte del internet que conocemos hoy.

En la era de las plataformas y las redes sociales, el control y la gestión de los datos se ha vuelto un elemento central en la estrategia no solo de las compañías tecnológicas. Bancos, empresas de videojuegos, el sector de la salud, el de las criptomonedas o cualquier otro que precise digitalización también depende de infraestructuras como la de Covilhã. Sin embargo, poco se conoce sobre el impacto energético y medioambiental que genera un sector que ha vivido una nueva implosión tras la pandemia .

2.000 centros de datos entre las principales ciudades europeas

Según Cloudscene , un proveedor de servicios en la nube australiano, existen 1.978 centros de datos entre los veintisiete países de la Unión Europea , además de 596 en el Reino Unido, Noruega o Suiza. Alemania, con 482 instalaciones, es de lejos el país comunitario con más centros de datos, pero estos no tienen el mismo tamaño ni su número es proporcional a la población o economía de cada Estado.

Países Bajos, por ejemplo, es el segundo con más centros de datos, unos 280, la mayoría en Ámsterdam. Junto a Londres, París o Frankfurt, la capital neerlandesa se ha convertido en un polo de este sector incipiente en Europa. Madrid, Múnich o Milán también cuentan con más de cincuenta instalaciones.

Aunque Europa aún no llega al nivel de Norteamérica, donde hay más de 3.000 instalaciones entre Estados Unidos y Canadá, los centros de datos ya son un negocio excepcional del sector tecnológico. En Estados Unidos, cinco de los diez fondos de inversión inmobiliarios más importantes  ya los tienen en su cartera de activos, mientras que la inversión en Europa creció un 58% en 2021 . De acuerdo con estimaciones de la consultora DCP , los ingresos que estas instalaciones generan en el continente aumentarán hasta los 15.000 millones de euros en 2024, un 46% más que en 2020.

El consumo energético, ¿un problema para la sostenibilidad?

Los centros de datos precisan de gran cantidad de energía para operar y refrigerarse. Con el acelerado crecimiento del sector de los últimos años, no pocos organismos e instituciones se han preocupado por el impacto de estas infraestructuras, capaces de consumir entre diez y cien veces más energía que un edificio comercial de tamaño similar . Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA ), los centros de datos eran responsables de cerca del 1% del consumo global de energía a finales de 2019, sin contar la minería de criptomonedas , que también depende de ellos.

Igual que con su número y ubicación, apenas hay mediciones actualizadas y oficiales sobre el consumo energético real de los centros de datos en Europa. “Hay un problema general de falta de transparencia, especialmente en los centros de datos más pequeños. Muchos operadores no comparten sus cifras de consumo energético”, asegura Dominik Franjo Dominkovic, investigador en la Universidad Técnica de Dinamarca y director del proyecto Cool-Data , enfocado en la eficiencia de los centros de datos en ese país.

Según Dominikovic, este déficit de datos de los centros pequeños y medianos podría deberse a que las empresas temen normas medioambientales más duras que implicarían más trabajo sin apenas beneficio. También buscarían evitar riesgos con el Reglamento General de Protección de Datos , pese a que la norma no afecta a este tipo de información.

El consumo energético de los centros de datos de la UE creció cerca de un 42%  entre 2010 y 2018, acaparando un 2,8% de la demanda, según un informe de la Comisión Europea de 2020. Sobre el impacto medioambiental, el verdadero agujero negro al fiscalizar la sostenibilidad en el sector , la Comisión apuntaba que, pese a la falta de datos precisos, los centros de datos podrían estar emitiendo entre un 0,4% y un 0,6% de los gases de efecto invernadero  de la UE.

Los centros de datos frente al Pacto Verde Europeo

Si bien la preocupación de las instituciones europeas por la sostenibilidad de los centros de datos se remonta al menos hasta 2008 , las puertas a una verdadera regulación no se abrieron hasta el Pacto Verde Europeo  de 2019. Frente a ello, las plataformas que aglutinan a los grandes operadores de centros de datos empezaron a moverse. En enero de 2021, veinticinco compañías, desde Amazon y Google  hasta dominadores europeos como Equinix o Interxion, pusieron en marcha el Climate Neutral Data Centre Pact , un acuerdo para allanarse el camino ante un posible endurecimiento de las normas comunitarias.

Pero la iniciativa de este lobby tecnológico  no es nueva. La eficiencia y el compromiso verde son desde hace tiempo recurrentes en la estrategia comercial  del sector. Microsoft, por ejemplo, ha puesto en marcha el proyecto de investigación Natik , tras una intensa campaña de publicidad, para monitorizar la viabilidad de los centros de datos submarinos que el gigante tecnológico construyó en 2018 en el mar del Norte, junto a las costas de Escocia.

La premisa es demostrar que estas infraestructuras, todavía en fase de pruebas, pueden solucionar la voracidad energética y el impacto medioambiental que todavía registran los centros de datos a pesar de los avances en la materia . “Una iniciativa importante sería incluir la construcción de centros de datos en los planes urbanos y de desarrollo. Así sería más fácil reutilizar el calor residual que generan estas instalaciones”, plantea Dominkovic, que insiste en que ya hay mejoras en sostenibilidad. “Al centralizar las operaciones digitales de muchas compañías —apunta—, los centros de datos están ayudando a mejorar la eficiencia energética de otros sectores económicos”.

Sin embargo, el crecimiento exponencial  del sector está lejos de frenar. Según un estudio de Eirgrid , la compañía eléctrica pública de Irlanda, los centros de datos absorberán cerca del 30% de la demanda energética del país en 2028. En Dinamarca, que se promueve como un destino óptimo  para el negocio de los centros de datos, otro informe del Danish Council on Climate Change  aseguraba que estos aumentarán el consumo energético del país en un 17% durante los próximos diez años.

Este artículo forma parte del proyecto Panelfit , apoyado por el programa Horizon 2020 de la Comisión Europea (acuerdo de financiación n. 788039). La Comisión no ha participado en la producción del artículo y no es responsable de su contenido.

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