¿Cómo se mide la felicidad en el trabajo? Los datos de Eurostat ayudan a identificar qué cuestiones valoran más los empleados en la nueva era poscovid
Solo dos países de la Unión Europea confirman que disponían de reservas estratégicas de la vacuna más efectiva y segura contra este virus, muy próximo al que en su día causaba la viruela humana.
La jornada media semanal se ha reducido en toda Europa desde el año 2000 y España podría alcanzar las 35 horas para 2050.
Los Estados miembros han interpuesto 880 sanciones desde que la norma comenzó a aplicarse, en mayo de 2018, pero la batalla contra las grandes tecnológicas acaba de estallar. Si la UE no quiere perderla, tendrá que lograr la implicación, traducida en inversión y cooperación, de todos sus miembros.
Nacionalizar empresas ha dejado de ser un tema tabú en la Unión Europea. Tras las privatizaciones de los años noventa y principios de siglo, la crisis económica de 2008 devolvió el protagonismo a la propiedad estatal, y ahora el coronavirus ha abierto la puerta de las principales empresas europeas al capital público. Pero en el nuevo amanecer de las compañías estatales, países como España se descuelgan de las potencias de la Unión.
Mientras las instituciones públicas luchan por implementar sus planes de manera efectiva, los bancos privados siguen sin poner de su parte. Teniendo en cuenta la lentitud y los crecientes obstáculos a los que se enfrentan las finanzas públicas, además de la falta de fiabilidad del sistema privado, ¿podemos considerar que el futuro de la transición energética esté asegurado?
Si se implementan de manera diligente y eficaz, las medidas de recuperación anunciadas por el BCE y el plan Next Generation EU de la Comisión sin duda podrían dar paso a una nueva generación de la Unión Europea. No obstante, todavía hay varios obstáculos.
Las compañías farmacéuticas están abiertas a colaboraciones piloto con terceros para producir vacunas contra el coronavirus, pero se niegan a compartir sus licencias y beneficios. Los gobiernos de la UE se quejan de la falta de vacunas, pero no cuestionan la organización monopolística de la producción.
La Unión Europea oscila entre la defensa de la salud y la defensa del monopolio de la industria farmacéutica. La UE se niega a liberalizar la producción de vacunas a riesgo de entorpecer la inmunización colectiva necesaria para la recuperación económica. Primera parte de una investigación formada por tres partes.