Se está construyendo un «fuerte europeo» gracias a un despliegue masivo de recursos. Según muestra un nuevo informe del Corporate Europe Observatory (CEO), el resultado es que la agencia de fronteras Frontex prefirió los intereses corporativos a los derechos humanos.
En 2016, 3230 personas perdieron la vida intentando alcanzar las costas de Europa a través del Mediterráneo. Desde ese año, aunque la travesía se ha vuelto más peligrosa, el número de muertes ha caído.
Cerca de 17 millones de ciudadanos de la UE viven en un Estado miembro distinto a su país de origen y, aunque tienen la posibilidad de votar en las elecciones al Parlamento Europeo en su país de residencia, pocos lo hacen, con lo que se pierde una ocasión de favorecer una política más transnacional.
Mucha menos gente llegan ahora por mar a Europa. Sin embargo, el debate a nivel político parece sugerir una gran crisis migratoria. Pero la crisis no es migratoria. La crisis es por la mala gestión e indecisión de los líderes políticos.
El entusiasmo de los europeos por la inmigración intraeuropea está aumentando, pero en general son hostiles a la inmigración extraeuropea.
A pesar de la creciente influencia de los movimientos racistas y los partidos políticos en Europa, la xenofobia generalmente no está en aumento en las ciudades europeas.