De acuerdo con los estudios más recientes, el Brexit podría acentuar un poco más la ya enorme desigualdad territorial en el Reino Unido, sobre todo entre Londres y el norte de Inglaterra.
Los contados acuerdos comerciales concluidos hasta ahora por el gobierno británico con países externos a la UE apenas compensarán la pérdida del mercado europeo ocasionada por su salida de la Unión Europea.
Si se implementan de manera diligente y eficaz, las medidas de recuperación anunciadas por el BCE y el plan Next Generation EU de la Comisión sin duda podrían dar paso a una nueva generación de la Unión Europea. No obstante, todavía hay varios obstáculos.
El drástico aumento de los gastos de cabildeo de los gigantes tecnológicos ha perjudicado las leyes europeas de privacidad, tradicionalmente calificadas como estrictas, y ha cedido un mayor poder a las compañías.
A pesar del escándalo de Dieselgate, los automóviles con combustible diésel siguen siendo los más populares en Europa. Una tendencia que está cambiando lentamente.
Los importantes descubrimientos de gas natural realizados estos últimos años en la región le han abierto el apetito a Ankara, que reclama insistentemente su parte del pastel, aun cuando esto pueda cuestionar la delimitación de las zonas económicas respectivas, conducir a una intervención de la UE y atentar contra la estabilidad de la región.
Ningún país europeo ha reaccionado de la misma manera a la crisis de la covid-19: las consecuencias de la epidemia y las soluciones propuestas son en ocasiones muy diferentes, como demuestra el esquema elaborado por Alternatives Economiques.
Las remesas de los trabajadores migrantes son indispensables para la economía de muchos países. No obstante, debido a la pandemia, estas experimentarán bajas de alrededor de 20% en 2020.
En lo que respecta al clima, una golondrina no hace verano, pero nunca se había visto nada igual en la historia.
Sólo hace falta la tos seca y la fiebre de un trabajador solitario en una línea de montaje en la provincia de Zhejiang, al este de China para que la cadena de suministro mundial se detenga. Millones de europeos se verán privados de teléfonos inteligentes, maletas, esmóquines... y, lo que es más preocupante: medicamentos.